El filtro de aire es un elemento vital para el buen funcionamiento del motor, ya que está encargado de tratar uno de los dos componentes que entran a formar parte del elemento energético propulsor. Nos referimos al aire: este elemento esencial se mezcla con el combustible, se enciende y, finalmente, la explosión producida y controlada de esta combinación proporciona la energía necesaria para desplazar el vehículo.
Por cada litro de combustible utilizado, son necesarios entre 2.400 y 2.650 litros de aire, que deben atravesar el único camino abierto para acceder al motor, es decir, a través del filtro del aire. Por tanto, el papel del filtro del aire consiste en facilitar el acceso de grandes volúmenes de aire hasta el propulsor del vehículo, así como en reducir su desgaste al evitar que las impurezas del aire lleguen hasta el interior del motor.
Sustitución: Si el filtro de aire se obstruye, el rendimiento del motor se reduce, provocando disminuciones en la potencia y un mayor desgaste del motor. Se recomienda reemplazar cada 15 ó 20 mil kilómetros, especialmente en zonas muy urbanizadas (donde se concentran gran cantidad de partículas de polvo y suciedad) o se se circula habitualmente por calzadas no asfaltadas.